¿No impartís clases on-line?


Tras meditarlo mucho, en septiembre de 2022 tomamos la decisión de poner fin a las clases on-line. Sin duda, nos fueron muy útiles durante todas las etapas de la pandemia de COVID-19 (confinamientos, cuarentenas, limitaciones de aforo, uso de mascarillas…) y somos conscientes de que muchas personas (practicantes y profesores) les encuentran ventajas desde entonces. Sin embargo, creemos que la práctica on-line demasiado prolongada en el tiempo está causando más problemas e inconvenientes que sus aparentes ventajas. Por ejemplo:


• Practicando en casa nos faltan materiales y espacio físico para realizar determinadas posturas de forma correcta.


• No tenemos la ayuda de los profesores para aprender posturas nuevas y avanzar.


• Los profesores no podemos escuchar vuestra respiración, que es una de las cosas que más información nos da sobre la calidad de vuestra práctica.


• Con frecuencia, los profesores ni siquiera podemos ver claramente algunos aspectos importantes de vuestra alineación, ya que:

   - La cámara nos da un único punto de vista fijo durante toda la clase, que puede ser bueno para unas posturas, pero no para otras.

   - La cámara distorsiona las perspectivas y no podemos evaluar cosas muy básicas como si vuestros brazos o piernas está rectos y paralelos, si están verticales, etc.

   - No se aprecian detalles importantes, como la activación de las manos o de los pies, etc.


• No es posible ajustar y corregir físicamente. Incluso aunque los profesores detectemos errores en pantalla e indiquemos verbalmente a la persona lo que necesita corregir, con frecuencia no funciona. La persona no entiende bien la instrucción verbal o no sabe ponerla en práctica por sí misma, sin el ajuste del profesor.


• Es muy difícil personalizar las posturas para necesidades individuales. En la sala, a veces le hablamos en voz baja a la persona que debe ajustar algo y nadie más se entera. Desde casa, esas instrucciones las escuchan todos, interrumpiendo la clase y haciéndola confusa para muchas personas.


• El medio on-line, limita enormemente la comunicación entre profesores y alumnos; perdemos los típicos “hoy me duele aquí” o “noto esto” o “llevo unos días que tal” y, aunque parezca una tontería, eso es fundamental para ajustaros la práctica e ir adaptándola a vuestras necesidades para que siempre os beneficie.


• Se pierde por completo la comunicación no verbal. Para saber cómo os estáis sintiendo en una postura, con frecuencia nos dice más la expresión de vuestra cara o la tensión en las manos o en los hombros, que vuestras palabras. En cámara, eso también se pierde.


• Practicando on-line se adquieren muchos vicios inconscientemente. Esto es algo que todos los profesores estamos notando en todas las personas que se reincorporan a las clases presenciales tras un periodo prolongado on-line.


Nuestra sensación es que la práctica on-line se acaba convirtiendo en un mero mantenimiento en el que es difícil tener un avance y un crecimiento real. Además, aunque parezca una paradoja, en nuestra propia casa a veces es muy difícil desconectar de verdad, ya que nos siguen “bombardeando” cantidad de estímulos que cuesta ignorar (teléfonos, otros miembros de nuestra familia, tareas domésticas pendientes, ruidos de vecinos…). Durante la pandemia, con frecuencia veíamos en la pantalla a gente tomando la clase de yoga y haciendo dos o tres cosas más a la vez: Contestar el móvil, atender la puerta, leer un correo electrónico o un whatsapp. En ocasiones incluso hablar con otras personas, desaparecer de la colchoneta durante un buen rato o cortar la conexión en el momento de la relajación final... Por el contrario, la sala de yoga es un espacio neutro y tranquilo, que de alguna forma nos centra, nos aísla y nos predispone a la práctica serena y a la concentración.

 

Por supuesto, respetamos profundamente a aquellas personas (escuelas, profesores y practicantes) que han decidido mantener sus clases on-line. La enseñanza del yoga a lo largo de los siglos siempre se ha basado en la transmisión directa de profesores a alumnos. Somos conscientes de que esa transmisión ha ido evolucionando y cambiando en su forma a lo largo del tiempo. Hoy en día nos apoyamos en muchos elementos que antes no existían: Libros, revistas, videos, tutoriales y ahora también todo lo que nos trae internet; pero, honestamente, nosotros creemos que ninguno de ellos puede sustituir a nuestra práctica regular, compartida con nuestros maestros y profesores en un espacio neutro y tranquilo, que nos permita practicar en calma, conectar con nosotros mismos, encontrar paz y tener un avance real que aumente cada día nuestro bienestar.





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